Los más peques de la Familia Lulú Ferris se han convertido en los protas de nuestras redes sociales para desearos una feliz Navidad a todos. Ellos simbolizan el auténtico sentido de estas fiestas, de las reuniones y las celebraciones, de los regalos y las luces de colores. Si pudiéramos pedir un deseo a la estrella fugaz que se cuelga de los belenes sería volver a mirar con ojos de niño todo lo que sucede a nuestro alrededor. Esa será la primera de nuestras reflexiones navideñas para este 25 de diciembre.
Hoy, que es un día distinto, queremos regalarte tres reflexiones navideñas, hechas desde el corazón más que desde la cabeza. Con el único objetivo de compartir, sentir y ver el mundo con ojos de niño una vez más.
Tres reflexiones navideñas desde el corazón
1. Hoy, como siempre, lo que celebramos es la vida
A veces podemos perder de vista el sentido de celebraciones como esta. Dependiendo de nuestras circunstancias, de los recuerdos, de lo que hayamos vivido… la Navidad puede volverse triste, rara, absurda o quizá todo lo contrario. Nuestra opinión al respecto es que cada uno tiene derecho a vivir cada día de su vida como desee. Pero siempre que tengas la oportunidad de reunirte, de celebrar, de abrazar a un ser querido, ¡hazlo!
Porque en Navidad, más allá de cualquier otra cosa, lo que celebramos es la vida.
2. Agradecer, igual que amar, ensancha el corazón
Dicen que «donde te enfocas, se expande». Es decir, que aquello en lo que te fijas, aquello en lo que pones la mirada, crece como si lo observaras con una lupa. Si faltan seres queridos en tu mesa será inevitable que los eches de menos, pero hay dos formas de observar las sillas vacías.
Te proponemos mirarlas con un destello de gratitud en los ojos, agradeciendo que esas personas hayan formado parte de tu vida. Traer los recuerdos bonitos, brindar en su honor, darte cuenta de lo afortunado/a que eres por haber contado con ellos. Y sonreír a pesar de que sobrevenga alguna lagrimilla.
3. Los niños saben cosas que los adultos olvidamos
Esta es la idea con la que comenzábamos esta lista de reflexiones navideñas. La sabiduría de los niños es contagiosa y vive en el terreno de la imaginación. Cuando nos hacemos mayores y nos llenamos la cabeza con conocimientos, cerramos esa puerta. Así que si tienes la suerte de tener peques en la familia, déjate contagiar por su magia.
Sueña con ellos, fantasea, juega, revive la ilusión a su lado por unos días. Unos días en los que ellos se convierten en maestros de los que hay tanto que aprender…
Ellos son la estrellita que corona el árbol, el trineo mágico, el regalo, la música y aún conservan intacta la capacidad de lo increíble. ¡Únete a ellos!
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